El centro de la educación Montessori es el niño, todos los elementos que
componen la filosofía se orientan para lograr el desarrollo de su máximo
potencial. Se provee un ambiente enriquecido para alcanzar la plenitud de su
crecimiento basado en lo siguientes principios:
Pensamiento y movimiento: El movimiento dentro del ambiente potencialidad el pensamiento y aprendizaje.
Libre elección: El aprendizaje y bienestar mejoran cuando los niños pueden elegir y tomar control de su vida, se desarrolla la independencia, la voluntad y la responsabilidad.
Interés: el niño aprende mejor cuando está interesado en lo que está trabajando, ayuda a la comprensión y concentración.
Recompensa interna: El descubrimiento del error y la sensación de logro es interno, contribuye a la autoestima y al pensamiento crítico.
Aprendizaje colaborativo: El aprendizaje se refuerza con el ejercicio de enseñarles a otros. Promueve el respeto, la tolerancia y la solidaridad.
Aprendizaje dentro del contexto: aprende haciendo un material temible y no con un concepto abstracto.
Interacción guía-alumno: El guía (maestro) observa y acompaña, posibilita al niño a actuar y pensar por sí mismo, de esta forma se desarrolla la confianza y disciplina.
Orden en el ambiente y en la mente: El orden externo y la secuencia en el uso de materiales promueven claridad de pensamiento y concentración.
Grupos multiedad: se conforman por alumnos de tres grados lo cual favorecen el desarrollo socio afectivo del niño, ya que invitan a la colaboración con un énfasis en el respeto, promoviendo la educación basada en la paz.